- Qué haces?
- Preparo mi nave
- A dónde vas?
- No se bien, al espacio
- Por qué tan lejos?
- Por eso, porque es lejos
- No te gusta aquí? Tienes muchas cosas
- Lo sé
- Tienes una casa que siempre está calientita, te recibo con cocoa sin nata -como te gusta-, tienes la cobija que te tejí. no te gustan mis canciones que te canto?
- Si, me gusta todo eso
- Entonces? Por qué te vas?
- No se bien, me gusta el espacio. Es enorme no crees? Con sus estrellas, se ven tan lejos que quisiera viajar hasta alcanzarlas. Quemaran como un sol? Te dejarán ciego si las ves como un eclipse? O serán frias y te congelan si las tocas? Tal vez son como hielos gigantes y brillan de la luz estelar que reflejan otros Soles y estrellas.
- No entiendo, aquí puedes tenerlas
- Cómo?
- Mira...
Tomó unos trapos viejos negros y los engrapó en la pared, sacó del cajón del escritorio polvo plateado de diamantinas gruesas y otras finas, tenía de todos colores y los aventó a la nueva pared. De la última fiesta de ravers a la que había ido, agarró las varitas neón y las quebró, aventando todo el líquido fluorescente por todas partes: pared, piso, techo, muebles, todo incluido el mismo estaban salpicados por completo y brillaban en el nuevo entorno oscurecido. A cada una de las lámparas de la casa (incluidos los focos del techo), les puso cucuruchos de cartón con agujeros que les hizo con unas tijeras, cuter y cuchillo.
- Estás listo?
- Listo para qué? No veo nada.
- Para viajar!
- Pero aún le falta gasolina a mi nave, por eso no me he ido
- No la necesitas, no necesitas nada más que no tengas aquí. Ven!
- A dónde? No veo nada, anda déjame ir
Con lo poco que aún quedaba de luz, retiró todo lo que estuviera cerca de los dos pequeños gnomos: muebles enanos, las tijeras, cuter y cuchillo con los que perforo el cartón, a los ratones que tenían por mascotas los encerró por un momento en el cajón de la alacena, puso a su compañero de viajes repentinos en el centro de la habitación, y le dijo:
- No hagas nada, solo confía en mí. Solo has lo que te pido. Pase lo que pase, no sueltes mis manos, nunca lo hagas.
Lo tomó de las manos y empezó a dar vueltas, primero lento y subiendo poco a poco la velocidad.
- Ánda, gira conmigo
- No puedo, tengo miedo!
- No hay nada que temer, anda! Solo gira, casi sin despegar los pies para estar mas seguro, despega los pies del suelo solo lo necesario para agarrar vuelo, pero no los despegues del todo, si lo haces te caerás. Vamos!
Poco a poco su compañero agarró confianza, pegaba talones al piso como clavando los pies y levantaba ligeramente la punta de sus dedos para agarrar impulso, flexionaba las rodillas para tener equilibrio pero bien podría parecer que se preparaba para despegar, tenía cada vez los brazos más tensos y estirados por la fuerza centrífuga, los pelos de la cabeza se le erizaron como puas, le volaban las mechas de cabellos por el aire de la habitación como si estuviera cruzando capas de aire estelar a millones de años luz de velocidad, apenas y podía mantener los ojos abiertos de la velocidad que habían tomado juntos, con lo poco que podía abrir sus ojos solo veía luces destelleantes por todos lados, estrellas grandes, pequeñas, soles, cristales espaciales, estrellas fugaces, cometas, meteoros, polvo espacial !!!
- Wow! no puedo creerlo, estamos volando en el espacio!
- Gira más rápido, házlo!
- No me sueltes, mis manos, se están safando!
- No te preocupes, amarré mis agujetas astronáuticas a tus cordones de sujeción espacial, aunque te sueltes no te perderás! Nunca te pierdes, conmigo nunca te pierdes, cuando te sueltas yo ya te aseguré, cuando te escapas yo te busco y siempre te encuentro! Siempre! Nunca tengas miedo siempre que esté yo, siempre sabré donde buscarte y traerte a casa! No tengas miedo! Gira, gira!
- Ahhhhhhhh......!!!
Pum! Cuaz! Zaz! Cachacuaz! Tlac-tlac-tlac-tlac!
Era inevitable, la fuerza gravitacional y el campo magnético del sistema estelar que atravesaba fue mas fuerte que sus cordones de sujeción y las agujetas astronáuticas. Los lazos se rompieron y volaron a los extremos opuestos del sistema estelar, quedaron flotando en el espacio inmenso, oscuro mas que la noche aquella en la que el aferrado viajero se perdió por primera vez siendo un pequeño gnomo. Flotaban y se sentían ligeros, no sentían sus manos, brazos, piernas, pies, la cabeza era lo único que notaban y se sentía pesada como escafandra del Siglo XVIII y de pronto, así estaba: el espacio infinito con sus millones de estrellas dando vueltas alrededor de él, por encima de él, detrás de él, debajo de él, al lado de él, incluso dentro de él sentía los millones de estrellas brillando y destellando, explotando continuamente y formando nuevos sistemas espaciales.
- Wow! Es el viaje mas increíble y fantástico que jamás he tenido
- De nada -sonrió satisfecho-
Un viaje cansado, devastador, así sin más, se quedaron dormidos flotando. Ambos soñaban con el viaje estelar, se sabía porque sus ojos no paraban de moverse como si ante sus ojos estuvieran pasando las cosas mas increíbles antes vistas, como si continuaran viajando a toda velocidad.
Al despertar el gnomo creador del universo implosivo, su compañero ya no estaba; su sonrisa, resultado de un sueño satisfecho y reparador, desapareció triste de imaginar por qué. Volteó la cabeza a todas direcciones buscando algún rastro de su compañero, algún indicio de dónde podría estar.
No estaba la nave, todo alrededor olía a combustible quemado, en uno de los cucuruchos desarmados de las lámparas espaciales, escrito con cocoa sobrante de la noche anterior un mensaje:
- Compañero de viaje, no tengo como agradecerte el viaje tan increíble que hemos tenido, ese que has preparado para mí, nunca antes en mi vida había ido tan lejos, mire miles de estrellas, visité planetas y hasta pude ver vida en muchos de ellos, fue increíblemente emocionante. Alcanzamos la máxima velocidad nunca antes alcanzada por ningún gnomo conocido. Creo que hasta tragué polvo espacial, sabe a polvo capuchino con banano! Ha sido fantástico. He aprendido tanto, me has enseñado tanto. Nunca tuve miedo tomado de tu mano! Gracias. TA.
Si, dejo una nota de despedida y se fue. Arrancó su nave y se marchó. Nunca supo a donde, nunca se lo contó.
A veces así son los viajeros, no les gusta echar raíz. Temen querer quedarse y no volver a ver el espacio tan infinito, aún cuando a veces sea ese mismo espacio quien los trague y se los coma con alguno de sus millones de agujeros negros; aún cuando es ese mismo espacio infinito el que los pierda en su deformación del tiempo y les quite toda oportunidad de volver.
Quien sabe decirlo? Quizás ese mismo tiempo deformado termine conectando a la entrada y salida del agujero negro como la cinta de Möbius y sea ese misma deformidad la que lo traiga un día de regreso, justo al momento de despertar o incluso poco tiempo más atrás.
..... "Y La Cinta Infinita, es aquella en la que se puede caminar por las dos caras de la luna..."
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